El crowdfunding o micromecenazgo

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El modelo medieval, el de un solo mecenas que aporta una gran cantidad de dinero para patrocinar un proyecto, ha cambiado en el siglo XXI; ahora se pide poco dinero a cientos, o miles, de micromecenas.

El crowdfunding, micromecenazgo en español, participa de esa tendencia a lo mínimo que lo invade todo en nuestro tiempo; para hacer una película ya no hacen falta esas cámaras enormes, basta con un artefacto del tamaño de un paquete de cigarrillos, y las cartas que se escribían en hojas de papel el siglo anterior han pasado del mail,más escueto, a la miniaturización radical del chat, del SMS, de Twitter.

Así, en lugar de un mecenas, o de una compañía discográfica, cinematográfica o editorial que ponga el dinero, hoy puede optarse por cientos o miles de micromecenas.

Para entrar en contacto con ellos, para pedirles que financien un proyecto, existen varias plataformas en Internet, en las que cualquier ciudadano con una idea que, desde su punto de vista, merezca ser financiada, puede anunciarse y pedir dinero y, con suerte, obtenerlo.

La Red, en la que vivimos todos atrapados, es el vehículo imprescindible de los micromecenas; en ella coincide, en el mismo instante, un japonés que desea poner dinero con un mexicano que desea invertir también en el mismo proyecto.