Ubicada en la costa sur de Portugal, y dominada por brizas suaves y atlánticas, esta propiedad ha pertenecido a la misma familia desde hace mas de una década.
Primero la construcción era un lagar rústico. El planteamiento era simple y estaba cubierto por una techumbre típica. Este edificio fue un punto de inicio muy importante para el proyecto.
El paisaje circundante, de belleza contagiosa, es dominado por la plantación masiva de viñedos y árboles de corcho. Construir en ese sitio representó un gran desafío.
Con el objetivo de modernizar lo preexistente, la idea fue diseñar un objeto pequeño y blanco que emergiera de los alrededores. Este volumen flotaría sutilmente despertando sorpresa y sobresaliendo del pasaje.
El terreno es rectangular, y debía contener una construcción económica, simple y rápida. Para lograrlo se utilizó una estructura prefabricada de concreto como si fueran piezas de Lego. Los muros exteriores, que descansan sobre bloques de concreto, están compuestos por paneles isotérmicos de formas redondeadas que no tocan el suelo, permitiendo gran elegancia al edificio.
El diseño de los interiores está dividido en dos; la bodega industrial, orientada al norte; y el área de servicio al sur, con un gran balcón para disfrutar de vistas sobre el paisaje.
El lagar evoca un diálogo entre dos seres; la naturaleza y su armónico estado, y el hombre en búsqueda de progreso. El edificio como punto de referencia funciona no solo de día, en la oscuridad existe como un guardián de la noche emisor de luz, anunciando la custodia sobre lo precioso que guarda en el interior.
