Las ciudades y los problemas con los que convivimos cotidianamente

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Las influencias causadas por una ciudad sobre su entorno y sobre las condiciones de vida de sus habitantes siempre existieron. Pero la enorme expansión de su territorio en los últimos tiempos y la mutación en su comportamiento dieron origen a problemas ambientales, sociales y económicos sin precedentes en dimensión y características. Ya que parece que este modelo de desarrollo ha llevado a transformar estos centros en lugares inhóspitos, donde hay cada vez más contaminación del aire, agua, suelo, más pobreza, menos seguridad, menos naturaleza.

La ciudad es una de las creaciones humanas más complejas. Puede ser vista como un sistema conformado por sistemas naturales, físicos y culturales, interrelacionando en un área determinada; un sistema que no es homogéneo, y que no puede ser entendido como la simple suma de sus componentes. Al considerar los problemas ambientales urbanos, debemos tener en cuenta en primer lugar, aspectos de estructuración territorial, históricos, que explican en parte el deterioro actual del hábitat humano.
Estos complejos urbanos dependen de una gran variedad de recursos; y la forma en que estos recursos son usados, administrados, transformados y desechados después de su vida útil, tiene un profundo impacto no sólo sobre los habitantes de una ciudad en particular, sino sobre el todo el planeta y sus habitantes. Los problemas ambientales urbanos tienen una repercusión a escala local, regional y global.

Los municipios deben establecer normativas que permita un correcto uso del territorio de acuerdo a sus características y usos del espacio así como de las actividades económicas para que sea administrado adecuadamente y no produzca más problemas a sus habitantes. Esto se podría lograr a través de una gestión ambiental urbana, ya que esta gestión está compuesta de mecanismos, procedimientos y actos de gobierno y gestión de una ciudad, que se distinguen por incorporar en la toma de decisiones, acciones dirigidas al mejoramiento ambiental debidamente articuladas o ajustadas a las tendencias de crecimiento urbano y al desarrollo local sostenible. Este proceso de articulación y ajuste es un requisito fundamental para que la gestión ambiental urbana sea factible y ejecutable. Por ello, la gestión ambiental urbana también se distingue porque busca establecer permanentemente mecanismos que posibiliten acuerdos entre distintos actores, que en su interacción con el ambiente operan desde distintos espacios urbanos y expresan por lo tanto una variedad de intereses, expectativas y conductas.

Las ciudades crecen al mismo tiempo que lo hacen los problemas provocados por el ruido, la contaminación, desertización o el impacto del cambio climático. En el siglo XX se soñaba con el ideal de ciudad jardín, que proponía una unión entre lo urbano y lo rural. Pero las grandes urbes han crecido de forma desmesurada. Además, debe hacer frente a nuevos problemas ambiental. Por este motivo, el concepto de ciudad jardín ya no es realista y las ciudades deben reinventarse para ser un poco mas verdes y sostenibles.

Se ha calculado que en una ciudad de un millón de personas entran cada día 2.000 toneladas de alimentos, 625.000de agua y 9.500 de combustible. Los residuos no son menores: 500.000 toneladas de aguas residuales, 950 toneladas de contaminación aerea y 9.500 de residuos. El desarrollo sostenible de las ciudades de América Latina y el Caribe presenta grandes desafíos para la política territorial-urbana en sus niveles locales, regionales y nacionales. Requiere la convergencia en el espacio urbano de la necesidad de internalizar los costos ambientales, asumir y resolver las inequidades sociales y de reconocer y abordar restricciones económicas relacionadas a la eficiencia.

Una ciudad sustentable será aquella que cuente y ofrezca a quienes la habiten servicios de calidad para toda la población, un medio ambiente sano, viviendas dignas y suficientes, seguridad, parques, espacios deportivos y de recreación, convivencia social intensa y fructífera, empleo digno y bien remunerado, atención sanitaria completa y eficiente, educación de calidad y acceso a la actividad cultural. Asimismo, el aprovechamiento del suelo es un aspecto fundamental del planeamiento urbano, directamente vinculado al desarrollo sustentable, tanto en la adecuada distribución de viviendas, comercios e instalaciones industriales, como en el uso eficiente de las áreas verdes urbanas.
Esto significa contar con mano de obra altamente calificada en los lugares en donde se los necesita, tener acceso a nuevas tecnologías y procesos de producción más limpios y eficientes, contar con la información requerida acerca de las necesidades específicas de los consumidores de diferentes lugares, contar con una infraestructura de buena calidad y amplia cobertura, poseer un marco regulatorio que facilite la creación y operación de las empresas y un sistema fiscal competitivo, contar con gobiernos que gocen de credibilidad y que por lo tanto, inspiren confianza y fomenten la certidumbre, tener recursos naturales fácilmente asequibles y buscar la posibilidad de aprovechar los mercados, distribuyendo espacialmente las actividades de diseño, producción y distribución de todo tipo de productos y servicios.

Para alcanzar un desarrollo urbano sustentable no basta la voluntad de la dirigencia política; es imprescindible que también la ciudadanía modifique e incorpore nuevos hábitos de consumo. Mediante procesos de consulta y concertación, tanto los gobiernos locales como las comunidades pueden aprender de sus respectivas necesidades, acumulando información que les permita formular estrategias más adecuadas.

Una ciudad sustentable será aquella que logre satisfacer de manera equitativa las necesidades de todos sus habitantes sin poner en peligro la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras.

Cristian Frers

Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social.