Proyecto Sala Caracolas

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El proyecto nace de un encargo de remodelación y renovación del soporte de exhibición de la colección de Caracolas de la Casa Museo de Pablo Neruda en Isla Negra.

Se solicitó desarrollar una propuesta de exhibición de lineas contemporáneas, que lograra generar un ambiente neutro y luminoso para poner en valor los delicados detalles y geometrías diversas de las caracolas.

Las condiciones previas del lugar correspondían a una sala con poca iluminación equipada con vitrinas de fierro y vidrio que colgaban a distintas alturas de vigas de la techumbre. El criterio de la muestra era más bien aleatorio.

En el contexto de la Casa Museo, la Sala Caracolas corresponde al cierre del recorrido de los visitantes. Ubicada a continuación de la covacha de Neruda, la primera operación fue generar un acceso que establezca un limite claro entre la casa museo y esta sala expositiva, que cuenta con un caracter distintivo y requiere, por tanto, una cierta intimidad que la distancie del lenguaje arquitectónico del resto de la casa.

Esto se genera a través de dos frentes desfazados que dejan entrever, a través de dos cabezales curvos, el acceso al interior de la sala.

Dada la geometría angosta y alargada del recinto, la estrategia consiste en materializar una envolvente que permite ubicar la colección en el perímetro, dejando el centro de la sala libre para circulación. A su vez, las vitrinas perimetrales se separan del pavimento a través de estructuras metálicas confinadas a los muros existentes de la sala.

Se propone una simetría imperfecta en el espacio en donde dos vitrinas continuas, con leves matices y variaciones de tamaño, dan cabida a distintos tipos de caracolas construyendo la narrativa del recorrido. La iluminación está concebida íntegramente con tecnología led, considerando iluminación directa para las vitrinas e indirecta para la sala tanto en el cielo como en el piso. Junto con esto se realiza un trabajo de retroiluminación de vidrios serigrafiados para generar suaves profundidades y matices de luz interpretando la inmersión acuática.

Para el pavimento se propone un hormigón pulido con piedrecilla vista que sintoniza con la textura de la arena y la dureza de la concha.

Un video inserto en el sistema de vitrinas nos muestra oníricamente a Neruda inmerso en un paseo de orilla mar, misma playa que se encuentra a pie de la casa.