Trágico final: El Estado Islámico decapitó a Kenji Goto

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Japón calificó de «odiosa y despreciable» la decapitación por parte de Estado Islámico (EI) del segundo rehén japonés, Kenji Goto, y prometió que los terroristas «pagarán las consecuencias». «Estoy extremadamente furioso por estos actos terroristas odiosos y despreciables. Nunca perdonaremos a los terroristas», dijo ayer el primer ministro japonés, el conservador Shinzo Abe.

En ese sentido, aseguró que Japón no renunciará a combatir un «terrorismo inadmisible» y advirtió que Estado Islámico «pagará las consecuencias» por la muerte de los dos rehenes japoneses. Hasta ahora, Japón no se había implicado directamente en la lucha contra los insurgentes, pero el desenlace de los hechos obliga ahora al país a adoptar una posición frente al terrorismo islámico.

Horrorizado y entristecido por las noticias sobre Goto tras la publicación del video que mostraba la presunta decapitación, Japón ordenó reforzar las medidas de seguridad en aeropuertos y las instalaciones japonesas en el exterior, como embajadas y escuelas. El gobierno pidió también a todos los periodistas y otras personas que estén cerca de zonas de conflicto que se retiren por el riesgo a futuros secuestros u otras amenazas.

En un debate parlamentario realizado hoy, legisladores de la oposición cuestionaron el esfuerzo de Abe para elevar el perfil diplomático del país a través de ayuda no militar para los países que combaten al grupo Estado Islámico, que controla cerca de un tercio del territorio de Siria e Irak.

Citando casos anteriores, incluyendo un ataque con gas sarín en el subte de Tokio en 1995, Abe dijo que no vio un aumento del riesgo terrorista tras las salvajes amenazas realizadas en el supuesto video de la milicia radical, que prometió atacar a japoneses y convertir el cuchillo del asesino de Goto en una pesadilla para Japón.