Se aborda un programa de vivienda/estudio para una fotógrafa y su pareja, en un lote de un barrio privado de la provincia de Buenos Aires. Las tierras pertenecían a una antigua propiedad cuyo paisajismo fue realizado por Carlos Thays entorno al 1940. En el lote propuesto encontramos siete grandes cedros del Himalaya, a conservar, ocupando el centro del área edificable.
La presencia de los cedros y la calidad lumínica y material característica de los bosques de coníferas actúan como disparadores del proyecto. El volumen, alargado, se dispone paralelo al linde oeste, posicionando su alzado principal hacia el bosque. Posteriormente se quiebra la pieza delimitando así el recorrido de acceso y permitiendo que una parte de la casa avance sobre un claro y se vincule directamente con uno de los cedros. Se esponja la planta baja, que contiene el programa doméstico, mediante la inserción de un patio entre la sala de estar y el comedor/cocina, enriqueciendo las visuales cruzadas entre los distintos espacios interiores y con el exterior.
En la planta alta se disponen las áreas de trabajo, en un volumen que, retirándose sobre el mismo linde oeste, deja un paso exterior que da acceso a los ambientes. Se genera así una circulación exterior diferenciada, a nivel de la primera cubierta, que genera visuales a otra cota sobre el bosque. En cuanto a la materialidad, se trabajaron las posibilidades expresivas del ladrillo de máquina negro para generar ritmos verticales a través del estudio de su traba, obteniendo un módulo constante que define la totalidad de la envolvente.
Es directa la analogía con la disposición vertical de las estrías en la corteza del cedro y la voluntad de generar un ritmo de sombra / luz que tamice la presencia de los paños macizos de la casa entre los árboles.
Analizar el binomio objeto construido / entorno natural. Abordar un programa mixto de vivienda y estudio profesional estableciendo las relaciones entre ambos en base a los recorridos de aproximación y acceso.
