Muchas personas buscan respuestas en la astrología durante la pandemia.

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Nuestros cerebros están diseñados para rechazar la incertidumbre. Tras la pandemia muchas personas han sentido que el desconocimiento puede llegar a atormentarlos severamente. Es por ello que han buscado respuestas en disciplinas milenaria como la astrología o el estudio de los planetas y su influencia en la vida de cada uno.

Reconocidos astrólogos y portales especialista en el tema explican cómo el tráfico a sus sitios web ha aumentado en al menos un 20% desde el inicio de la pandemia. Un ejemplo claro de ello es Tarotlogia un sitio en donde se ofrecen variedad de servicios, desde videntes online hasta horóscopos diarios. Muchas son las personas que se han sumado a su comunidad esperando obtener un poco de paz en medio de la inseguridad que los arropa estos días.

Las predicciones son lo más buscado

Sorprende la cantidad de solicitudes para pronosticar que pasará en los meses que le quedan al 2020, y cómo era de esperarse el pico más alto de búsquedas fue pasado un mes de confinamiento, cuando las personas comenzaron a darse cuenta que no era un juego todo lo que ocurría.

Se espera que para final de año haya una nueva ola de solicitudes de fanáticos del futuro queriendo saber como vendrá en nuevo año 2021.

Esto no está muy lejos de lo que ya se esperaba cuando en el año 2018 salió un estudio del Pew Research Center (Centro de Investigaciones Pew) en el que se mostró claramente que 6 de cada 10 latinos y estadounidenses tienen al menos una creencia de la “nueva era”, es decir, que comparten ideologías relacionadas con habilidades psíquicas, astrología o presencia espiritual.

“Entiendo por qué la gente busca constantemente hacer predicciones; porque eso es lo que por instinto hacen los cerebros. Son básicamente máquinas de predicción”, dice Abigail Marsh, profesora de psicología y neurociencia en la Universidad de Georgetown.

Una montaña de información a un clic de distancia

Sin que nos demos cuenta, nuestros cerebros están recibiendo información todo el tiempo, en gran parte caótica y ambigua, y procesando esos datos en tiempo real. Todo el aprendizaje se basa en tratar de identificar irregularidades estadísticas en el medio ambiente, y aunque suene complejo, es lo que hacemos todo el tiempo: Comparar posibilidades para identificar que puede ocurrir o que no. No pasa con todos, pero en muchos casos nuestros comportamientos se basan en eso. “Si haces esto, pasará eso, a menos que hagas esto otro, entonces pasará aquello…» así es como nos hablamos a nosotros mismos.

Poder predecir lo que sucederá en cualquier circunstancia es un proceso que nos ayuda a mantenernos con vida. La incertidumbre no es un “happy place” o un lugar feliz para nosotros. Incluso, hay estudios que afirman que no saber que pasará puede ser increíblemente más estresante que saber que pasará algo muy malo.

En otras palabras, estamos conectados biológicamente para buscar certeza y, sin embargo, aquí estamos, viviendo en una época extremadamente incierta. Es por eso que constantemente buscamos información en la web donde podemos conseguir prácticamente todas las respuestas.

La gran mayoría está usando este tiempo de “retiro” para repensar su camino a seguir, queriendo hacer algo diferente con sus vidas. Es interesante que por un lado hay un clima de inseguridad que es bastante palpable, pero al mismo tiempo la gente está dispuesta a correr riesgos y apuntar al cambio.