Trump y el New York Times hicieron las paces

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En entrevista con el New York Times, el presidente electo Donald Trump moderó algunas de sus promesas de campaña más extremas, como por ejemplo el uso de la tortura y sobre el cambio climático. Buscó distanciarse de los grupos de extrema derecha. Pero no despejó las dudas sobre los conflictos de interés que suscitan su doble función de empresario y mandatario electo.

Después de cancelar la entrevista por twitter, el futuro inquilino de la Casa Blanca finalmente habló este martes con el reconocido diario El New York Times (NYT).

Mientras que en la campaña el magnate insistió en que llevaría a Hillary Clinton ante la justicia por el caso de sus emails y por las actividades financieras de la Fundación Clinton, el presidente electo ha abandonado esta idea. «Realmente no quiero herir a los Clinton», dijo a los periodistas del New York Times. Donald Trump también habría cambiado de opinión sobre el uso de la tortura contra presuntos terroristas luego de conversar con el general retirado James Mattis, que está pensando en nombrar como secretario de defensa.

Donald Trump también temperó su discurso sobre el cambio climático, un fenómeno que había puesto en duda durante la campaña. «A pesar de haber nombrado en su equipo de transición a un férreo crítico del acuerdo de París», Trump «se rehusó a repetir su promesa de abandonar dicho pacto sobre el clima», escribe el periódico estadounidense. El mandatario electo aseguró que está estudiando el tema «con la mente abierta» y que el aire limpio y «el agua cristalina» son muy importantes.

A las críticas por los conflictos de interés que surgen de su actual doble función de empresario y presidente electo, Trump replicó que la ley estadounidense no lo obliga a establecer límites entre sus negocios y la Casa Blanca pero que buscaría una forma de aislarse de sus numerosas empresas que gestionarán sus hijos.

Por otra parte, Trump negó tener posiciones extremistas y denunció a los grupos neonazis. Sin embargo defendió a su nuevo y polémico jefe de estrategia, Stephen Bannon. Bannon, acusado de racismo y antisemitismo, puso al servicio de la campaña del magnate el controvertido sitio de informaciones en internet, Breitbart News, que promueve las teorías falsas y xenófobas de la autodenominada «alt-right», o extrema derecha estadounidense. «Steve Bannon es un tipo decente», aseguró Trump.

El futuro presidente en funciones de la primera potencia mundial no dio muchos detalles sobre su política exterior. Volvió a criticar la intervención estadounidense en Iraq, «uno de los errores más grandes de la historia de nuestro país», dijo. Afirmó tener «ideas muy fuertes» para enfrentar la guerra civil en Siria pero no las quiso explicar a pesar de las preguntas del NYT. Y rechazó las acusaciones de nepotismo por recurrir a los servicios de su yerno, Jared Kushner. En vez de nombrarlo en un puesto de la Casa Blanca como lo había anunciado, Trump lo ve ahora como enviado especial para construir la paz entre Israel y Palestina. El Sr. Kushner es judío y «conoce la región», justificó Donald Trump.

El magnate también se vanaglorió de haber desmentido a los encuestadores y su propio partido al lograr ganar la presidencia. Se jactó de haber obtenido una venganza ante los Republicanos que no lo apoyaron y luego perdieron su escaño en las elecciones.